lunes, 4 de abril de 2011

CUBA


¡Ay, joya de las Antillas,

Que brillas como una estrella

Que hubiera caído al mar;

Y entre tus ruinas destellas

Todas las mil maravillas

De una belleza sin par!


¡Qué prestancia, qué grandeza,

Qué condición imperial;

Pareces una princesa

Que aún se yergue triunfal!


¡Es tan grande tu prodigio,

Que no es la revolución

La que te obliga a morir;

Sino tu augusto vestigio,

Que no tiene parangón

El que se empeña en vivir!


Y hermosa, pero marchita,

Del maltrato y del olvido,

De ese monstruo que ha nacido

De tus entrañas benditas,


¡Ay, joya de las Antillas,

A quién ni siquiera humilla

La pobreza que te agobia,

Tu pareces ser la novia

De ese mar que a tus orillas

Embrujado se arrodilla!

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