Me alejaste y me acercaste a Dios
Cuando al irte te quedaste en mi vacío:
Tu voz era el eco de mi voz,
Tus ojos el espejo de los míos..!
¡Tu piel el calor de cada frio,
De cada frio que mi piel sintió..!
…Tu espíritu, del que yo vivía en pos,
Era parte de un todo que era mío…
Porque era ese todo de los dos,
Que ejercía cada uno en su albedrío…
¡Me alejaste y me acercaste a Dios,
Cuando al irte, te quedaste en mi vacío!
Tu voz era el eco de mi voz,
Tus ojos el espejo de los míos..!
¡Tu piel el calor de cada frio,
De cada frio que mi piel sintió..!
…Tu espíritu, del que yo vivía en pos,
Era parte de un todo que era mío…
Porque era ese todo de los dos,
Que ejercía cada uno en su albedrío…
¡Me alejaste y me acercaste a Dios,
Cuando al irte, te quedaste en mi vacío!
María E. Castera
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